"Rosemary's Baby" (1968)
Dirigida por: Roman Polanski
Protagonistas: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Maurice Evans, Ralph Bellamy, Victoria Vetri, Charles Grodin
Como ya me están quedando menos días para completar el desafío de 365mm, he tratado de apegarme más a la lista de todas las películas que siempre quise ver más que a la de recomendaciones y/o películas más nuevas. Me gusta pagar mis deudas. Dentro de la primera lista, hay muchas cintas que recuerdo perfectamente me estaban prohibidas; la mayoría han sido películas de terror, como "A Nightmare on Elm Street", así que por supuesto también estaba "Rosemary's Baby". Mis papás cuidaron mucho mi sentido del miedo desde que era pequeña; me vengo a asustar con estas cosas recién ahora.
Rosemary Woodhouse es una joven ama de casa, ingenua y amorosa, que se había casado recientemente con Guy, un actor de teatro y televisión. Los dos se mudan a un departamento bacán en Bramford, un edificio de Manhattan. En un principio todo va bien: ambos se acomodan rápido y Rosemary se hace amiga de Terry, una joven que vivía con Minnie y Roman Castevet, una pareja ya mayor, vecinos de piso de Guy y Rosemary. Pero las cosas se empiezan a poner un poco raras desde que (SPOILERS!) Terry se suicida y Rosemary tiene un extraño sueño relacionado con una violación y prácticas satánicas.
Qué bueno que mis padres me prohibieron esta película, qué bueno; no sé si hubiese podido vivir todos estos años con tanta imagen mental media traumante, sobre todo con las escenas de (SPOILERS!) la práctica satánica a Rosemary, la violación, esos ojos rojos, la gente alrededor, el momento en que ella se da cuenta de que no está soñando... uff. Roman Polanski consiguió asustarme con esa secuencia. Y pobre Mia Farrow, sufre tanto en esta película; (SPOILERS!) nadie la toma en serio, la duermen para que se embarace y tenga al hijo de Don Sata, le critican su nuevo corte de pelo, nadie le cree cuando empieza a hablar de brujería, su único amigo muere... más encima, durante el rodaje de la película, Frank Sinatra le mandó los papeles de divorcio. Qué lata, pero el sufrimiento del personaje es muy creíble. En realidad, aunque sea una película, todo es muy creíble. Y te deja lo que te enseñan todas las películas: no confíes en nadie, en NADIE, ni siquiera en tus vecinos amorosos que te ofrecen mousse de chocolate; no confíes en NADIE.
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